(Isla final)
Sí algún día llego a una isla en la
que la arena
no esté plagada de cristales de
reproche,
sin duda he de quedarme allí, sentado en su costa,
a contar las olas que lamen la orilla
y las estrellas que guiñan sus ojos por la noche.
sin duda he de quedarme allí, sentado en su costa,
a contar las olas que lamen la orilla
y las estrellas que guiñan sus ojos por la noche.
Me haré viejo sin buscar pescas
inciertas,
de esas que te dejan el anzuelo clavado donde más duele:
en el nervio se lo inconcluso,
de la paranoia y la obsesión.
de esas que te dejan el anzuelo clavado donde más duele:
en el nervio se lo inconcluso,
de la paranoia y la obsesión.
Demasiado tiempo pescando
quimeras
acaba hundiendo tú barca en el mar de la tristeza,
donde todo se queda inmóvil y perece ahogada la ilusión.
acaba hundiendo tú barca en el mar de la tristeza,
donde todo se queda inmóvil y perece ahogada la ilusión.
Siempre busque ser un faro que
vigilase las mismas aguas.
No soy marino al que gusten los viajes de Ulises;
tengo tendencia al naufragio y a ser pasto de tiburones.
No soy marino al que gusten los viajes de Ulises;
tengo tendencia al naufragio y a ser pasto de tiburones.
Las islas del tesoro están bien para
los piratas;
yo busco algo más sencillo pero mucho más valioso:
una costa de paz, donde entregar por fin mi alma maltrecha.
Enterraría en ella el corazón dejando pasar los días,
para que la acción del agua y la sal lo puliesen,
yo busco algo más sencillo pero mucho más valioso:
una costa de paz, donde entregar por fin mi alma maltrecha.
Enterraría en ella el corazón dejando pasar los días,
para que la acción del agua y la sal lo puliesen,
como esos vidrios de botellas que
eran joyas,
en una infancia de pieles rojas y castillos perecederos.
Fui un niño de Sorolla con el
alma desnuda en la playa,
con la luz mediterránea abrasando mi cuerpo…
y en ese fulgor quedó gripada mi alegría,
como un engranaje oxidado más del mecanismo del recuerdo…
con la luz mediterránea abrasando mi cuerpo…
y en ese fulgor quedó gripada mi alegría,
como un engranaje oxidado más del mecanismo del recuerdo…
Ahora soy un hombre enfermo de
nostalgia
por un mar y una arena que no existen;
pero aún he de pensar que hallaré esa isla…
En el tiempo que queda…
Con nombre de sirena o lugar,
es algo que ya me da lo mismo.
Sólo añoro su calma…
pero aún he de pensar que hallaré esa isla…
En el tiempo que queda…
Con nombre de sirena o lugar,
es algo que ya me da lo mismo.
Sólo añoro su calma…
esa que yo me imagino…
Esa que si, por fin encuentro,
Esa que si, por fin encuentro,
me transformara en piedra con el don heredado
de Medusa,
Gorgona piadosa que me dejará estar en
su rompiente,
refrescado por el embate del agua y el viento…
Y hallaré el alivio…
Y abrazaré el olvido…
Y seré la arena...
… que roba de la orilla la resaca.
refrescado por el embate del agua y el viento…
Y hallaré el alivio…
Y abrazaré el olvido…
Y seré la arena...
… que roba de la orilla la resaca.