sábado, 24 de mayo de 2014

INSENSIBLES



Te hayas en ese punto de la existencia donde  no se sabe la dirección a tomar. Los pasos se han borrado y ya no cabe regreso, y delante de tus ojos, no hay carteles que indiquen hacia donde hay que andar. Portas cargada a la espalda una mochila llena de piedras, lastre condenado al olvido, pero que de tan duro, se resiste a descomponerse… y pesa, dolorosamente; y lastra, y hunde…
Dolorosamente…
A veces el dolor que frecuenta el cuerpo es lo único que avisa de que aun tiene vida; es el rey de los momentos sucumbidos, cuando ha desaparecido toda risa, esos en que ni siquiera la lagrima aparece, ni el brillo en las pupilas. Espacios negros de manos lacias y cabezas descolgadas hacia el pecho.
Nadie que porte la llama de la dicha puede entender esto… solo los vacíos de empuje y alma indolente, esos que se han perdido y su existencia se apolilla. Esos carentes de objetivo y que arrastran sus pies sobre la rutina.
Si, solo el dolor  y el miedo te sacan sentimientos. La inestabilidad de hacer funambulismo sobre un filo cortante. Las inoportunidades  ajenas que incomodan la calma del abismo haciendo enfrentarse al cobarde con la lucha; pues el que anda sin gana y ha perdido horizontes sabe bien del cobijo del hastío; y acaba sintiendo una extraña complacencia en el estancamiento. Se siente como un feto no nato, pudriéndose seguro en el vientre de una desconocida madre a la que ni siquiera debe cariño…  y eso, no deber nada, es algo muy seductor, aunque una utopía, porque siempre hay un debito que si no se paga, nos embarga la conciencia.
En ese punto te hayas, en ese puto punto…
Eres una verruga braille, única y perdida en un pergamino demasiado grande, que ya no leerán ningunos dedos delicados; los ciegos de corazón egoísta, no quieren palpar la melancolía y avanzan a tientas por un mundo prefabricado de sombras de plástico y fusibles, de mensajes vacuos y abrazos farisaicos; equivocados y mas invidentes que nunca. Y tú, verruga, habitas la cara oscura de la luna, y allí ni ciegos ni videntes ven más allá de sus narices… Y tú, verruga, no eres más que una protuberancia fea e invisible, algo fuera de lugar.
Estas en el punto cero, en la encrucijada del limbo. Pero lo  malo no es andar perdido, sino que el andar ya no te importe… porque esa es la ley del buen caminante: conservar el gusto por el paseo… Si tienes eso en la mente da igual el camino, el destino o el horizonte: lo tienes todo. Es el tesoro que lamento haber perdido… al menos,  cuando el insensible  parasito de mi cerebro me deja lamentarlo…

domingo, 11 de mayo de 2014

SOY


Paso la vida pareciendo ser, tejiendo resentidas estrategias con la grasa que van dejando mis dedos en el teclado. En esos golpecitos de tiempo malgastado sobre el blanco virtual o en los arañazos desaliñados de un bolígrafo mordido sobre papel barato, mancillado de posibles futuros, dejo mi existencia paralitica, cebado como un cerdo demasiado gordo de pereza para poder andar…
Los cerdos gordos también aman, y odian, y desean… y sueñan… Demasiado sueñan…
Yo sueño palabras interiores que materializo a golpe de deseo insatisfecho. Me muestro al mundo en una crucifixión de mi mismo, liberadora y flagelante al mismo tiempo… Y parezco ser… ¿Pero soy?... ¿o solo soy un patético pellejo que anhela ser piel de realidad? ; un iluso que sueña con perder los sueños,  quemarlos a la luz de un sol material de sangre sudor y sexo; airearlos en un amor que purifique las mohosas  postillas del obsceno subconsciente, del oscuro personaje que soy, sin serlo…
Si, parezco ser… me gustaría ser… a veces incluso intento ser… pero al final no soy… Solo soy unas letras, un corazón que pierde su tiempo en el gemido del afán cautivo; un fantasma que ni se va ni se decide a poseer un cuerpo que le permita estar vivo.
A veces me asomo a lo que escribo transcurrido un lapso y me veo… Soy entonces consciente de que algo soy al fin y al cabo: al menos soy la culpa, al menos soy el odio…
Al menos soy lo incierto…

martes, 6 de mayo de 2014

GOLONDRINA

Mientras vuelas  en tu primera escapada adolescente,
haciendo sentir orgullo  y melancolía
a aquellos que más te quieren,
me arranca tiras del pecho la vigilia,
mis parpados se niegan a soñar insurgentes,
y mis miedos, una vez más,
removidos se entretienen.

Has crecido tan rápido corazón de golondrina,
que la vejez me asalta con alevosía y de repente.
No sé si es egoísmo decir que, cuando te siento lejos,
es cuando más consciente soy de cuanto te quiero,
y sé que tu estancia en libertad será un paso más,
que te harás una mujer inexorablemente,
y que es de ley y de amor dejar paso a otros pies nuevos,
y que mi nervio y mi insomnio esta noche
no es más que el cariño que te tengo.
Vuela golondrina, se feliz, más que yo si te es posible…
Mi pecho es tu casa y te espera.
Mi cabeza viaja contigo  y tuyos son mis besos,
que te los guardo para cuando vuelvas,
y con ellos mi confianza…
y con ellos mi desvelo…
No puedo dormir…
no quiero…