Ahora que
estoy tumbado junto a tu piel,
puedo sentir
la maravilla de estar vivo.
Ahora que el
perfume dulzón de tu miel,
se mezcla
con el sudor del roce íntimo...
es cuando
estallan las estrellas,
por el afán
de fuego de la carne;
por lo tanto
entregado y recibido.
A tu lado es
fácil ascender o descender;
en este
instante, otro instante no concibo.
Ahora voy y
me permito el lujo de querer.
Soñar que
soy mejor, aquí, en tu ombligo.
Y olvidarme
del todo de querellas
porque aplacas
la ira de la sangre;
sucia, por
todo lo dado por perdido.
Ahora,
protegido en lo sinuoso de tu piel,
el fin del
mundo me parece solo un timo.
Ahora que
para ti, no soy un mero aquel...
tal vez
sería capaz de envejecer contigo.
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