domingo, 1 de febrero de 2015

MUERTE A LA RIMA



El poeta moderno mató a la rima.
Prometeo robó el son a las canciones.
¿Para qué molestarse en recitar oraciones
por un existir vacío y que da grima?
La poesía está viva, no la anclemos.
La poesía arriba y declina, no recemos.
No enterremos en métricas arcaicas
o en metáforas relamidas.
No quememos el mensaje efebo
en consonancias consabidas.
No declamemos lloviznas, si no truenos.
No recitemos romanzas, si no sexo.
Seamos libres para retorcer el verso.
Volemos sin alas por el universo.
Bajemos del pedestal pétreo el soneto.
Hagamos rey lo disonante y escueto.
Inventemos un nuevo lenguaje,
que no esté ceñido a reglas
ni lo cense estricto espionaje.
¡Por una poesía liberada y asequible!
Y si rimamos, que sea en un rap imposible.
¡Maldita sea, yo no puedo...!
Sigo atado a la puñetera rima
y a mis raídos recuerdos.
No puedo liberarme de este metraje;
todo ha de tener sonido cuerdo.
¡No sé soltarme a lo atrevido y salvaje!
Me he convertido en australopiteco,
amarrado a la prehistoria literaria,
a los diez cañones por banda y su eco.
Yo quiero ser maldito y bohemio.
¡Emborracharme con Bukowski...!
No ser perdedor perdido y abstemio.
Yo quiero actualizar mis versos rancios
a la versión uno dos tres punto cero.
Firmar la paz con el teclado plástico.
Jugar con un ratón, no con Cancerbero.
¡Maldita sea la rima que me anquilosa!
¡Quiero que mi poesía sea sutil y graciosa!
Quiero y no puedo… ¡hostia, maldita sea!
¡Maldito Platero y tú y su boca de fresa!
El poeta moderno mató a la rima...
Y me ha matado a mí...
Pasando sin mirarme, y por encima.



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