FIN DE
JORNADA
Es cuando el
cansancio resulta placentero.
Cuando
vuelves a casa con la batalla ganada…
orgulloso y
satisfecho por un trabajo bien hecho.
Con una
porción del alma, de nuevo, recuperada.
CALLOS
Nací con el
estigma del trabajo,
por eso
tengo callos en las manos;
pero ellos
no me impiden la caricia,
ni escribir
unos versos artesanos.
DUELE
Duele la
espalda llegado el tiempo fijado,
como un
aviso de que acaba la faena;
pero duele
más, el sentimiento por la idea,
de ser un
mulo tirando de un arado.
REFRANERO
“Trabajo
para vivir…”, decía uno.
“Vivo para
trabajar…”, se quejaba otro.
“El trabajo
es salud…”, decía un tercero.
Uno llegó a
anciano, muriendo feliz y contento.
Otro no
llegó a jubilarse; murió trabajando y maldiciendo.
Y un
tercero, socavado su optimismo, se murió enfermo.
SUDOR
Pasan las
horas y el sudor reviste tu pellejo.
A cada gota
que lo cubre, te haces un poco más viejo.
El que te
paga siempre frunce amargo el entrecejo
y tu
humanidad ignora, impertérrito y perplejo.