viernes, 26 de septiembre de 2014

SIEMPRE BUSCAR



Buscar, siempre buscar…
acariciar febriles la idea de un amor perdurable,
de un sentimiento tan puro como una nueva savia
en la que aun no hayan conceptos gastados,
intenciones pútridas derivadas del vicio o la experiencia,
sabiendo o sin saber, que amores perdurables,
habrán muchos o ninguno.
Decae el espíritu mil veces, diez mil…
incluso a veces la flaqueza tontea con la muerte
tornándose el seguir adelante una actitud vacía,
carente de interés ante las maravillas posibles…
Pero hay que Buscar, siempre buscar…
hasta agotar el tiempo concedido,
hasta reventar el pecho de tanto latir por el dolor o la dicha
y descubrir,  que no es el hallazgo en sí lo que revive,
pues el hallazgo a veces llega preñado de decepciones.
Es la búsqueda misma lo que convulsiona, lo que estremece,
lo que trastorna nuestra sangre llenándola de fuego
y ennegrece de paranoia nuestra mente.
Es el riesgo de la búsqueda la frontera invisible
que separa la felicidad de la demencia,
el que nos entrega la  noción de que existimos.
Buscar; hay que buscar…
pese a que no haya nada valioso en ningún sitio;
y entender que es la búsqueda la vida misma,
y que sin búsqueda ni motivo, solo estamos muertos;
pues no está vivo aquel que nada busca…

domingo, 21 de septiembre de 2014

EL HILO VIL



Con el corazón reseco como la arena
y las manos callosas de fríos desengaños,
has gritado tu pena a todos los extraños.
Ya no sangran sus besos secando tus babas;
a muerto su cariño… cien veces… mil…
Tu no supiste amarla y ella se llevo tu abril.
Te dejó en el invierno del eterno infeliz.

Con el alma tan negra como la noche
y el pensamiento manchado de pútridos excrementos,
has arrojado hastiado un  reproche,
con tu aliento cansado, como un cruel escarmiento;
quieres la sangre de quien antes amabas;
quieres su muerte… cien veces… mil…
porque entre el  amor y el odio solo hay un hilo vil,
que los ata y confunde… que los lleva a su fin…


lunes, 8 de septiembre de 2014

EL ARRASTRARSE



El sueño se ha tornado intermitente.
A Morfeo le crecen los enanos
en el circo de las pesadillas
y padece de urgencia urinaria.
Despertar es una tarea confusa y doliente,
pues el cuerpo, en su condición de apaleado crónico,
se queda inmóvil en el precipicio de la cama,
abandonado varios minutos por la mente,
la cual anda perdida en un vacio de la existencia
que tiene mucho que ver con el desencanto
y la falta absoluta de objetivos.
Aun así, se ponen en marcha los automatismos…
Dispositivos como: rutina y supervivencia,
muelles y válvulas que se activan solos
sin contar con el procesador central.
De repente se levanta de la cama
una forma patética que se mueve,
que camina, respira y a veces incluso habla;
que saluda con la mano al vecino de enfrente.
¿Pero es eso que vemos ocupado,
enredado en menesteres de homo sapiens,
un ente pluricelular lleno de vida?
No, es una pieza gastada,
funcionando con energía cinética.
Es el engranaje de una maquina monstruosa
corroída por su propia constitución y forma;
un  piñón, que ha dejado de ser excéntrico,
para agonizar encajado en una horma.
La misma vida te mata…
no la vida en si como capacidad,
esa te mata cuando toca,
si no la vida en la que te revuelcas,
ese barro para los cerdos,
la que tu creas y te crean…
Ser un muerto sin fe te deja sin paraíso;
así que lombriz, arrastrarte es lo que te queda.
Si no tiene sentido levantarte de la cama…
entonces púdrete en ella.