jueves, 24 de septiembre de 2020

UN POEMA

Un poema es el júbilo,

la apreciación devota,

el  enamoramiento de lo tal vez inalcanzable,

que, con palabras, pinta un poeta.

 

Un poema es el grito,

la angustia y el vómito,

la desesperanza que se desahoga en una cuartilla,

el sollozo de una herida interna.

 

Un poema es la muerte del día,

el nacimiento de la noche,

aullidos a una Luna de locos idealistas y bobos,

que sueñan que viven, y viven soñando.

 

Un poema es la tristeza,

el viento que ulula

y la extrañeza del que enfermó su mente frágil,

por vivir sin armadura entre decepciones.

 

Un poema es la lucha,

la reivindicación revolucionaria,

la consigna de aquel que cree en mundos mejores,

y espera algún futuro  donde por fin sean…

 

Un poema tiene nombre…

a veces de mujer, a veces de hombre…

Es amor a unos hijos, a un padre o una madre.

A veces es latido, país, pueblo, hogar, lugar…

Añoranza del que quiso, quiere o querrá.

Morriña del que se alejó de lo conocido.

 

Un poema es un ser no nacido,

con sangre y vísceras, gestándose.

Lo que nace de allí donde confluyen y se aparean

la emoción y la lógica,

abandonadas al sexo de lo creativo.

 

Un poema eres tú,

si lo lees y lloras… o ríes,

si ves la luz o la sombra de lo que, en él, hay escrito.

 

Un poema tiene sentido y propósito

para todo aquel que lo merece;

aquel que, abierto a lo que ante sus ojos,

como un volcán o un rosal,

de fuego o primavera, florecen,

no siente vergüenza porque tiemblan sus labios;

o porque por su mejilla llueve la lágrima

del que ha comprendido…

 

Un poema es…

o no es…

Así de sencillo.

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