(Dedicado a P… que siento muchisimo que esté tan lejos)
Cada noche buscamos, juntos,
oro entre las arenas;
y la llave que nos une…
La llave que une a dos almas
que, por mandato del tiempo,
dejaron de ser niños.
Cada noche lloramos o reímos;
tú de mis chistes,
yo de tu inocencia.
Y de la mano viajamos
por un mundo de cuarzo
plano y luminoso.
Una ventanita engañosa y tecnológica
que nosotros hacemos limbo.
O paraíso bíblico donde
escaparnos.
sin manzanas, ni serpientes…
Ni Dios… solo Adán y Eva.
Cada noche huimos,
lejos y cerca de este sinsentido.
Cada noche bailamos
o compartimos penas.
Y tú me dices,
que este es el único mundo que te gusta;
y yo te digo que aquí sigo,
porque tú entras…
También te digo que eres las más bella,
la más noble;
la que sin verme en carne
ve lo bueno de mí,
y me hace sentir que soy
el tipo más guapo de la Tierra.
Cada noche sabemos
que ambos estamos locos,
que cuando abandonamos la playa oscura
en cuya orilla rompen los pixeles
y fulguran entre nubes, falsas
estrellas,
nos espera tras el sueño
el despertar en la hierba real y seca,
en el horizonte del desapego,
en el miedo, en la tristeza,
de un mundo que no controlamos,
ni comprendemos.
A miles de kilómetros de distancia
se abrazan nuestros pensamientos.
Qué conjunción tan pura,
sin fluidos, ni tacto en las pieles;
solo el idilio y la seducción de las ideas,
la confidencia , las emociones …
Cada noche me dices que me quieres.
Cada noche te digo que te quiero.
Y cada noche somos perfectos,
sin mácula,
con la ropa y el rostro que queremos;
pero siempre somos tú y yo:
huidos… felices, o maltrechos…
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